Andrés Magán crea una selección de propuestas en forma de pequeñas historias. Juntas conforman una narración abierta e irregular. Tratan temas como la creatividad, la enfermedad, la soledad, la muerte o la amistad, unidos siempre por una estrecha línea que separa lo real de lo irreal. Todo aparece representado siempre de distintas formas pero actúa como una gran sombra que se proyecta sobre cada uno de estas historias y sobre el conjunto de la obra en general. Una obra que invita al lector a participar de forma activa en un recorrido a través de la parte más desconcertante de la mente humana.
"En la celebración, la gente festejaba el fin de la temporada agrícola anual y el comienzo de la próxima. A lo largo del camino había árboles enormes. Parecían champiñones altísimos con la parte superior plana. Eran un poco surreales, como si amontonaras hojas sobre la copa de un tronco. Las copas de los árboles también estaban llenas de florecitas blancas. Una multitud cantaba y gritaba, bailando y caminando a lo largo del camino. Llevaban palos largos. Eran tan largos que alcanzaban las copas de los árboles, y la gente golpeaba las hojas de los árboles con los palos y hacía que las flores volaran al viento: Millones de flores volaban hacia la ciudad. Las flores volaban sobre la ciudad para fertilizarla, y para dar buena suerte a sus habitantes. Después de haber desprendido todas las flores, se quemaban los árboles. La próxima temporada volverían a crecer".
Pulse Enter para continuar. Para sufrir con una mujer-muñeca de circo difamada desde que dejó de ser útil, de dar dinero. Para ser controlada mentalmente en campamentos interestelares conpuertas de cristal líquido. Para, en una entrevista de trabajo, ser sutilmente humillada por el departamento de recursos humanos, seres más inhumanos que el peor de los alienígenas. Para sufrir chantajes con virus informáticos que se nutren de nuestros traumas más inconfesables. Para entender la malicia de las grandes corporaciones en escenas pequeñas y cotidianas, reales pero surrealistas. Para comprender por qué debería caer el sistema. Para entrar en las dimensiones desconocidas, tan reconocibles, de Ana Galvañ: ciencia ficción y enfado cósmico; John Varley y Rod Serling en colores difuminados.